210 - "Alderete Juan de"
Gobernador Juan de Alderete,
encerrado en una importante y notable relación oficial hecha en 1582, en virtud
de una real cédula y por mandato de la Audiencia de Quito.
El sucesor de Salinas en la
Gobernación de Yaguarzongo, don Juan de Alderete envió a Francisco Pérez
Vivero, Teniente de Santiago de la Montañas a explorar Mainas; y éste sentó su
real; a orillas del Marañón e hizo en cierto lugar una plantación de naranjos,
que después llamó el Fuerte de los Naranjos.
Vecino Fundador de Valladolid
Poblador de Valladolid
211 - "Aldazoro Norberto"
Presbítero
Nació en España el 11 de Octubre
de 1872 recibió las facultades ministeriales para ejercer el Santo Ministerio.
Desde ese año hasta 1879 fue párroco de la Iglesia San Alejo, en Guayaquil.
En 1876 pidió permiso para ir a
España; regresó luego de poco tiempo de ausencia. En 1877 fue nombrado Contador
Eclesiástico y el año siguiente; fue designado Juez de Matrimonios.
En 1879 recibió letras
comendaticias para el orbe católico. Se alejó definitivamente de esta ciudad.
212 - "Aldás Tomás"
El General Sanano, Jefe de las
fuerzas realistas, avanzó a Latacunga y derrotó a los patriotas de Pucarami, el
20 de Octubre de 1812. Después de reñido el combate, los toman presos, entre
los cuales está el soldado Tomás Aldas
213 - "Aldás Sebastián"
Tesorero de Hacienda en Tulcán –
1903
Administrador Colector de Aduana
de Tulcán – 1903
214 - "Aldás Isnardo"
Nació el 4 de Agosto de 1919
Presbítero el 1 de Enero de 1944
215 - "Aldás Antonio"
El R. Padre Mercedario Aldás fue
un religioso ejemplarísimo en toda clase de virtudes; siendo ya sacerdote,
ingresó a la recolección del tejar, en
el año de 1744 ; profesó el día 14 del mes de Marzo del año de 1746. El
R. Padre Aldás al hacer su profesión religiosa cedió en beneficio de la
recolección unas cuadras de terreno, situadas en la parroquia de Santa Bárbara
de la ciudad de Quito y un sitio ubicado en el Pichincha, propiedades que las
adquirió en remate público, por la suma de 3.000 pesos de contado el 10 de
Julio de año de 1743; murió el Padre Fr. Antonio M. Aldás con la muerte de los
justos el día 2 de Febrero del año de 1777.
216 - "Aldama Abelardo"
Cónsul del Ecuador en Cardiff –
1910
217 - "Aldunzin Agustín de"
La jura de Fernando VI para el 15
de Septiembre de 1747, fue aplazada, a solicitud de don Agustín de Aldunzin,
General de la Mar del Sur hasta que se terminase la reparación de la nave de
Guerra La Esperanza.
218 - "Alcocer Pedro de"
El P. Alcocer fue uno de los tres
hermanos que escribieron versos a la muerte de Mariana de Jesús y el tentó ya
entonces contar la admirable historia: “El P. Pedro, que era el menor, recién
ordenado de sacerdote, escribió compendiosamente la vida de la Sierva de Dios,
Mariana, en verso heroico y asombró con ella a todo el Perú. Seis años después
renunció la Catedra que se le daba en la Universidad y se empeñó en ir a las
Misiones del Marañón; fue llamado de ellas y obligado a que escribiese en
prosa y por extenso la misma vida de la
Venerable Virgen Mariana. La emprendió con gran empeño y la dejó en algunos
cuadernos, sobrecogió de la muerte.”
Son, por supuesto, los cuadernos
que le fueron entregados al padre Morán de Butrón. Interrumpida la empresa del
P. Pedro de Alcocer por su muerte, “ninguno se atrevió a proseguirla en más de
treinta años, hasta que el clarísimo P. Jacinto Morán, nativo de Guayaquil,
tomó entre sus manos aquel glorioso asunto. Escrita cumplidamente por este
célebre autor, fue llevada a Lima para imprimirse, en el año de 1701; y sólo se
dio a luz en compendio por la escasez de Imprenta”
219 - "Alcocer Marcos"
El P. Marcos Alcocer nació en
1622, en Riobamba; en Quito según sommervogel enseñó humanidades en el colegio
de Quito y en el de Panamá y física y teología en la Universidad de San
Gregorio.
Murió en Panamá, en 1680. Varios
cursos de los que leyó en Quito se nos han conservado manuscritos por alumnos:
“Tractatus de Deo et dinis Attris”. (sin abreviaturas: “Tractatus de Deo et
divinis Attributis”), de 1658 – un volumen en cuarto, de 85 hojas – “De Essa
Dei et Attributis et perfectionibus divinis” (De Essa: De essentia), 1659;
“Tractatus de Deo et divinis Attributis”, de 1668 y “Tractatus de Deo et ei
Attributis”, del mismo año. (Estos dos últimos textos parecen ser dos versiones
del mismo curso). Los tratados sobre los atributos divinos, de 1658 y sobre la
visión de Dios, de 1665, los pudo manejar en la Biblioteca Nacional Pablo
Herrera
220 - "Alcocer José"
Compañía la Guarnición del Fortín
de Piedra en Febrero de 1816. Peleó contra Brown en Guayaquil
221 - "Alcocer Hernando de"
Nació en Quito en 1623
Sacerdote de la Compañía de Jesús
Profesor de Filosofía de la Universidad
de San Gregorio Magno – Quito
222 - "Alcocer Espinosa Pedro de"
El Padre Pedro, recién ordenado
de sacerdote, escribió compendiosamente la vida de la sierva de Dios, Mariana
de Jesús, en verso, heroico y asombroso con ella a todo el Perú. Seis años
después renunció la cátedra que se le daba en la Universidad y empeñó en ir a
las misiones del Marañón.
Fue llamado de ellas y obligado a
que escribiese en prosa y por extenso la misma vida de la venerable Virgen
María. La emprendió con gran empeño y la dejó solos en algunos cuadernos
sobrecogido de la muerte.
Al Padre Jesuita Pedro de Alcocer
lo consideran como el segundo biógrafo de nuestra Santa. Nació en Quito, según
dato obtenido y que contradice la opinión del Padre Juan de Velasco de que
fuera nativo de “Riobamba”, probablemente su familia era originaria de dicha
ciudad. Fue hijo de don Hernando López de Alcocer y de doña Petronilla de
Espinosa de Espinosa. Entró a la compañía de Jesús siendo muy joven y allí se
unió a sus hermanos mayores Marcos y Hernando que también eran jesuitas. Dotado
de gran talento se distinguió brillantemente en sus estudios y llegó a ser
rector de la Universidad San Gregorio Magno en 1681 y 1685. En este año parece
que falleció y no en el de 1682 como se creía deseando solo iniciada la
biografía de Mariana de Jesús.
El Padre Alcocer fue hombre de
grandes virtudes y muy austero siendo posible que sea justa la opinión de sus
contemporáneos de que contribuyó a su muerte el exceso de los ayunos y
penitencias que practicaba.
223 - "Alcívar Valentín"
Capitán del Puerto de Manta
en1913
Intendente de Policía de Manabí
en 1925
224 - "Alcívar Zozino J."
Colector Fiscal del Cantón
Rocafuerte en 1908 – 1909
225 - "Alcívar Rafael"
Miembro del Cuerpo de Bomberos de
Guayaquil
Ayudante de la Compañía (9 de
Octubre de 1904)
226 - "Alcívar Luís N."
Miembro del Club la Unión en 1902
Colector Fiscal en Guayaquil en
1906
Miembro de la Sociedad
Filantrópica 1905
Prosecretario de la Sociedad
Filantrópica del Guayas en 1906 – 1908
Miembro Honorario de la Sociedad
Italiana 1906
Tesorero de Hacienda de Pichincha
1914 – 1915 – 1924
Falleció el 28 de Diciembre de
1924
227 - "Alcívar Alberto"
Presidente del Club de Pichincha
de Quito en 1939
228 - "Alcívar Cevallos Clodoveo"
Doctor en Medicina el 8 de Junio
de 1931
Título otorgado por la
Universidad de Guayaquil
Ayudante del Jefe de la 4ta
brigada el 8 de Noviembre de 1919
229 - "Alcívar Vásquez Miguel H."
Rector de la Universidad de
Guayaquil 1923 a 1924
230 - "Alcívar Elizalde Miguel"
Profesor del Colegio Vicente
Rocafuerte en 1925
Jefe Político del Cantón
Guayaquil en 1949 – 1950 – 1951
Se casó con Blanca Rosa Benítez
Roggiero
231 - "Alcívar Elizalde Eduardo"
Nació en Guayaquil el 9 de Abril
de 1910
Graduado de Dr. En medicina el 15
de Septiembre de 1934 en la Universidad de Guayaquil
232 - "Alcedo Bejarano Antonio de"
Hijo de don Dionisio de Alcedo y
Herrera, Presidente de la Real Audiencia de Quito. Nace en Quito el 14 de Marzo
de 1736. Muy niño se traslada a España con su familia, y recibe educación, en
un producto de la raza, enseñanza y cultura de España; pero fue su vinculación
en Quito la que despertó su afición por las cosas de las Indias, de la que
ocupó toda su vida, dejándonos dos obras de mérito y valor para el conocimiento
de las posesiones Españolas en tierra firme “La Biblioteca Americana o Catalogo
de los Autores que han Escrito de la América en Diferentes Idiomas” a su
“Diccionario geográfico e histórico de las Indias Occidentales o América”.
Hallándose su padre de Presidente
y Comandante General, con quien viajó a Madrid recién nacido y volvió a la
América por haber nombrado el rey a su padre para Presidente de la Real
Audiencia de Panamá y Comandante General del Reino de Tierra firme, el año de
1742. Permaneció allí hasta el año de 1750 y estudió gramática, y humanidades
en el colegio de los jesuitas; volvió por segunda vez a Madrid en 1752 y entró
a servir de cadete en el regimiento de Reales guardias españolas de infantería
, habiéndole concedido el rey esta gracia cuando pasó a la américa,
dispensándole la menor edad; estudió matemáticas en el colegio imperial de
Madrid con el Padre Juan Wendlingen de quien mereció singulares elogios por su
aprovechamiento, luego se aplicó al estudio de las lenguas, haciéndose capaz de
entender la Griega, Latina, Francesa, Inglesa e Italiana, física y
antigüedades.
En 1760 fue hecho Alférez de su
regimiento por el Rey Carlos III, luego que entró a Gobernar. En 1767 hizo un
viaje a Francia y estudió Medicina en el Colegio de Montpeller; se halló siendo
primer teniente de Granaderos, en el bloque y sitio de la Plaza de Gibraltar,
desde el principio hasta el fin, que se hizo la paz y fue premiado con el grado
de Capitán de guardias reales, luego ascendió a Coronel el año de 1784, en el
cual lo nombró la real Academia de la Historia de Madrid por uno de los
individuos. Se casó en 1774 en Madrid, con Doña María Ignacia Codallos.
Gobernador político y militar de
Aminos en el Reino de Valencia. Mariscal de Campo en 1800; Gobernador de la
Plaza de la Coruña en 1802. Falleció ese año.
233 - "Alcedo y Herrera Dionisio de"
Nació en Madrid el año de 1690,
pasó a la América muy joven, en 1706, con el virrey del Perú, recomendado del
Marqués de Mancera, Presidente del Consejo de Italia, habiéndose enfermado en
Cartagena luego que llegó, no pudo seguir al Virrey a Lima , viéndose sólo se
arrepintió de haber venido a la américa y se embarcó para regresarse a España
en los Galeones del Marqués de Brenes, al salir del puerto, se vieron atacados
de una escuadra inglesa, después de un reñido combate que duró más de tres
horas, quedó prisionero y con tres heridas y fue conducido a Jamaica. Después
de pocos días lo llevaron a Cartagena y arrepentido de su resolución, determinó
pasar por tierra al Perú en busca del virrey; llegó a Quito y supo que había
muerto. Con esa noticia se presentó al obispo que admirado de su talento e
instrucción en tan poca edad lo nombró su secretario, renunció en 1710 para
volver a España acompañando al Obispo Virrey que había sido separado del
empleo, que se quedó en México por sus achaques y avanzada edad y que había
padecido en la navegación desde Acapulco, se detuvo en la Habana por falta de
ocasión, cuando llegó a Cádiz supo que había fallecido al obispo, pero siguió
su comisión desempeñando la confianza, de modo que el consejo absolvió al
Virrey en su residencia, de los cargos que le habían hecho, y el rey premió al
apoderado con el Gobierno de la Provincia de Canta en el Perú , con la facultad
de poderlo beneficiar si no le servía como lo ejecutó por haber sido electo
Diputado General a la Corte, por nombramiento del Virrey, a la audiencia y del
consulado de Comercio a cuyo desempeño volvió a España el año de 1724 y asistió
como Ministro con voto a una Junta nombrada por su majestad de dos Ministros
del consejo de Castilla, dos de Indias y dos de Hacienda y en ella desempeñó
con tanto aplauso los objetos de su comisión que le dio el rey en premio a la
presidencia de Quito y comandancia general de aquel Reino, después de concluir
los ocho años de la Presidencia, volvió a
Madrid donde le miraron todos como el oráculo de la América
consultándole al Rey y el consejo de Indias cuantos asuntos ocurriría hasta el
año de 1742 que se le confirió la Presidencia de Panamá y Comandancia General
del importante reino de tierra firme, luego que tomó posesión de aquellos
empleos se dedicó a poner la plaza de Panamá en estado de defensa, en el año de
1743, proveyéndola de artillería, víveres y municiones; dando al mismo tiempo
las más activas y eficaces providencias para extinguir el contrabando. Destruyó
una compañía de 234 hombres sublevados en la provincia de Nata que, auxiliados
y armados por los ingleses, habían hecho armas contra las del Rey que logró en
esta ocasión más de 5000 pesos de beneficio en los efectos del comercio, y del
que el presidente no hubiese convenido en concederles el indulto que propuso;
lo calumniaron y capitularon en la corte, y aunque tuvo que triunfar de sus
émulos, absolviéndolo al Rey a consulta del consejo de Indias declarando buen
ministro fiel y celoso de su servicio y reales intereses, privando de sus
plazas a los oidores y extinguiendo la audiencia , fue a costa de más de 15
años de trabajos y fatigas, sin conseguir el merecido el merecido premio de sus
dilatados méritos recomendados por el consejo de Indias, cuyo desengaño le
quitó la vida, en suma pobreza, después de tantos empleos, comisiones y viajes
a la América, en Madrid en el año de 1776, a los 86 de edad enterrando en la
misma parroquia de San Sebastian en que fue bautizado. Dejó escrito: Memorial
informativo, sobre diferentes puntos tocantes al estado de la Real Hacienda y
del Comercio, Madrid año 1724 folio.-
Justificación de los asientos de avería, Madrid año de 1726.
Fueron sus padres Don Matías de
Alcedo y Herrera, secretario del Consejo de Italia, y Doña Clara Teresa de
Ugarte, natural de Bilbao, “ambos oriundos de casas solariegas, conocidas en
España por los servicios que sus fundadores habían prestado a la monarquía ”.
Nació don Dionisio de Alcedo y Herrera en Madrid, según firma Mendiburu. Era
oriundo del “Honor de Miengo”, seis lugares de la costa cantábrica, en donde se
hallaban los vínculos de los Alcedos y Herrera. Nació en Madrid en el año 1690.
Lo único que parece cierto es que se dedicó preferentemente a las matemáticas y
a lo que hoy denominamos estadísticas; y que obtuvo grados universitarios, tal
vez por haberse consagrado desde muy joven al servicio del estado. En efecto,
cuando contaba apenas catorce o quince años, es decir en 1704 y 1705, en
encontramos ya de oficial de las tesorerías de cruzada del Arzobispado de
Sevilla y obispado de Cádiz. Al año siguiente, impulsado por su espíritu
curioso y ávido de contemplar nuevos y más amplios horizontes, atraído, por la
fama de las fortunas que se hacían en el nuevo mundo, resolvió renunciar sus
empleos y abandonar la Península, embarcándose para las indias occidentales. El
10 de Marzo de 1706, salió Alcedo de Cádiz, en uno de los galeones al mando de
D. José Fernández de Santillán , Conde de Casa Alegre, con la familia del
Virrey Don. Manuel Oms de Santa Pau Olim de Senmenat y de la Nuza Marqués de
Castell dos Rius, grande de España y Embajador que había sido en las cortes de
Portugal y Francia, nombrado Virrey del Perú por Felipe V. Esta fue la primera
vez que Alcedo pasó a América.
Llegó a Cartagena el 27 de Abril
del mismo año. Allí tuvo el Virrey la noticia de haber fallecido su antecesor.
En Cartagena tuvo que se separarse del joven Alcedo, a quien había cobrado mucha estimación y cariño, pues a poco de
haber llegado, cayó Don Dionisio enfermo con un ataque de fuertes calenturas.
Era la fiebre llamada entonces vulgarmente chapetonada, que le tuvo postrado
por muchos días en cama.
Con la partida del Virrey vio
desvanecerse las halagüeñas perspectivas que ofrecían de seguir al servicio de
Castell dos Rius. Debilitado por la fiebre, sufriendo las consecuencias del
cambio de clima y alimentación y deprimido por la soledad en que hubo de
quedar, resolvió volver a España en el
primer barco que saliera para Europa; pero tal oportunidad no se presentaría si
no al finalizar la feria de Tierra Firme, en los meses de Abril o Mayo de 1708.
Mientras aguardaba con ansia el
día de embarcarse, ya repuesto de su enfermedad e impulsado por su carácter un
tanto aventurero, exploró la costa del Darien y marcó los ríos que en ella
desembocaban. Años más tarde en 1743, volvió a explorar este región y completó
su trabajo geográfico, señalando 51 ríos, hasta entonces poco conocidos. En
1709 estuvo Alcedo en la Costa de Veragua y conoció a los famosos corsario Mr.
Cormier; se internó por varios puntos de aquella costa, haciendo siempre
anotaciones respecto de las seguridades que podían ofrecer para el comercio,
contra los ataques de los corsarios.
Por fin en Junio del mismo año se
embarcó en uno de los galeones que conducía el tesoro de la feria de Portovelo.
Atacados los barcos, el día 8 de Junio, por la escuadra inglesa del
vicealmirante Carlos Wagner, naufragó la nave caítana San José, ahogándose 578
personas y se rindió otro barco que cargaba cinco millones con destino a España
y que fueron transportados a Jamaica. Alcedo, en el desastre sufriendo por los
buques Españoles, cayó prisionero, con dos heridas, según afirma Mendiburu.
Canjeado luego con algunos
ingleses que habían sido apresados, pudo volver a Cartagena. En la
imposibilidad de embarcarse entonces para España, cambió de resolución y
decidió pasar a Lima por tierra. Después de largo y penosísimo viaje, navegando
algunas secciones del Magdalena, río arriba, entre nube de mosquitos y bajo un
sol abrasador; teniendo que marchar otras veces trechos considerables entre los
pantanos insalubres de las orillas, atravesando desfiladeros y montañas, llegó
por fin a Quito, el mismo día en que el correo extraordinario.
Enviado desde Lima, por la
Audiencia a Don Diego ladrón de Guevara, obispo de la Diócesis le hacía saber
el contenido del pliego de providencias secreta que se había conservado en el
archivo del acuerdo de aquella Real Cancillería.
Los Oidores lo abrieron, con el
ceremonial prescrito, luego que hubo al esperado Virrey Marqués de Castell dos
Rius; el 22 de Abril de 1710. En dicho pliego hallaron que para sucederle el
fallecimiento; había nombrado al Rey a los obispos de Quito el hacerse cargo
del Virreinato. Apenas llegado a esta ciudad, Alcedo se hizo presente al nuevo
Rey quien fue conocedor de la inteligencia e ilustración del joven español, le
nombró oficial mayor de la secretaría de Cámar.
En ese carácter siguió en la
comitiva del virrey – obispo a la capital del Perú. Desempeñó dicho cargo
durante todo el tiempo del gobierno del Ilustrísimo señor ladrón de Guevara,
con particular celo, aplicación, trabajo y acierto tan general aplauso y aprobación
de todo el reino, dicen documentos de la época que el tribunal mayor de cuentas
de la ciudad de los reyes, le confirió el nombramiento en Enero de 1712 de
contador ordenador, poniendo también a su cargo la contaduría general del
derecho de la sisa. La habilidad de Alcedo para organizar las cuentas hizo que
se le encomendaran varias comisiones delicadas.
En 1713 efectuó los arqueos
generales de la real hacienda en todas las cajas del Perú. Por orden del
virrey, trabajó Alcedo una serie de cuadros y cálculos sobre los estados y
fruto de las recaudaciones de impuestos, cuadros y cálculos sobre los estados y
fruto de las recaudaciones de impuestos, cuadros que fueron remitidos al
consejo de Indias en 1714. Alcedo trabajaba entonces en el tribunal mayor de
cuentas de Huancavelica , este cargo ejerció hasta 1716.
“Sin faltar por estas ocupaciones
y las ordinarias del tribunal, a los diarios expedientes de la secretaría hasta
el año de 1718 en que habiendo enfermedad gravemente; hizo renuncia todos sus
empleos”. Exonerado de su cargo el Virrey
obispo de Quito, partió el 18 de Marzo de 1718 para España, por la vía de
México, acompañado por Alcedo que a sus vez había obtenido licencia del nuevo
virrey del Perú, Don Carmine Caracciolo, príncipe de Santo Buono , para regresar a la madre patria.
Embarcándose en el Callao a bordo
del navío la Concordia, que los llevó a Acapulco. De este puerto Alcedo se
dirigió a Tehuantepec y Tehuanapa a fin de “Elegir y concertar indios que
llevasen el huando o sillas de manos en que se condujo de Acapulco a México al
Virrey”.
El ex – virrey quedose en México
por sus achaques y avanzada edad. Alcedo se embarcaron en Veracruz. Tuvo que
detenerse en la Habana en espera de barco que lo condujese a Europa. Con
permiso del Virrey Marqués de Valero partió a bordo del navío de guerra de S.M.
nombrado San Joseph; el 3 de Julio de 1718. Al llegar a Cádiz, supo que el
Obispo de Quito había fallecido el 9 de Noviembre de aquel año. El año
siguiente al de su vuelta a España empleó Alcedo en diversos trabajos de
importancia para el buen gobierno de América.
“Por encargo del Ministro de
Marina D. Manuel Fernández Durán, escribió un manifiesto sobre la necesidad de
restablecer la comunicación periódica por medio de los buques llamados de
aviso, que desde 1605 habían cruzado de España a México y a “Tierra firme”. En
el mismo año de 1719 escribió Alcedo un interesante opúsculo para probar que el
proyecto del Gobierno español de cerrar las minas de Azogues de Huancavilica
era impolítico y dañoso”.
El ministro de Marina e Indias
quedó satisfecho con los servicios prestados por Alcedo y le insinuó que
pidiera algún cargo en la Metrópoli. El nombramiento de contador Mayor del
Tribunal de Cuentas de la capital del Virreinato; resolviéndose entonces
otorgarle el corregimiento de la provincia de Canta en el Perú. Recibido el
título de corregidor, juró ante el consejo, el 21 de Abril de 1721, desempeñar
debidamente el cargo. En la armada del Teniente General D. Baltazar de Guevara,
que salió de Cádiz el 21 de Junio y llegó a Cartagena el 5 de Agosto. Don
Dionisio de Alcedo, durante este viaje, se detuvo en Cartagena y allí contrajo
matrimonio con la distinguida dama señora natural de Sevilla, Doña María Luisa
Bejarano. No sabemos nada del viaje de Alcedo desde Tierra firme al Perú, a
donde se dirigió una vez terminada la feria de los galeones en Portovelo. Llegó
a Lima en 1722, parece que de manera nominal desempeñó el corregimiento de
Canta cosa de dos años, pues Mendiburu dice que en 1724 benefició dicho
gobierno e hizo nuevo viaje a la Península, en junta general, que se hizo el
diez de Enero de 1724 y votación secreta entre tres propuestos, por duplicado
número de votos salió elegido dicho D. Dionisio Alcedo y Herrera por Diputado
General para venir a esta corte, y para que se ejecutase su viaje, mandó al
Arzobispo virrey aprontar el navío nombrado nuestra señora de la concepción, y
bien aparecida.
Prosiguió hacia la Habana,
perseguido por piratas ingleses, tuvo que desviarse de la ruta y un temporal le
arrojó a la Sonda de Campeche; allí trasbordó a un registro, navío de treinta y
dos cañones, llamado “La Candelaria”, en el cual llegó a la capital de Cuba.
Del Puerto de Santa Cruz salió en el navío francés “Neptuno”, provisto de
pasaportes y patentes extendidas por el Conde de Tolosa, Almirante General de
Francia. Después de tan larga y accidentada travesía, en la que según
Mendiburu, hasta sostuvo un combate con un buque pirata para defender principalmente
el cajón de alhajas de valor destinado a la Reina, llegó a Cádiz y se dirigió
luego a la corte. En el camino recibió carta del Marqués de Grimaldo, fechada
el 17 de Mayo de 1725, en la que le comunicaba la real orden de pasar
primeramente a Aranjuez para entregar la encomienda del cajón de joyas a la
Reina. En reconocimiento a los servicios prestados, el gobierno le agasajó y el
Rey le otorgó la cruz de Santiago con la encomienda de Fradel. El Rey ordenó
que se formara una junta particular en la secretaría del despacho, compuesta
por Don. José Patiño, Ministro Secretario de Marina e Indias, Don José de
Castro Araujo y Don Rodrigo de Cepeda, Consejeros del Real de Castilla, Don
Juan José de Molina y Don José de Laisequilla, del consejo de Indias. A don
Dionisio se le dio el carácter de ministro de la misma junta, en ella presentó
un tratado impreso en folio, tendiente a defender y justificar los llamados a
cientos de avería, almojarifazgo alcabala y armas; derechos o tributos creados
en diversas épocas sobre las mercaderías que se transportaban y se introducían
a la Península o a los puertos de América.
Esta obra de Alcedo se imprimió
en Madrid en 1726; en 1727 recibió Alcedo el encargo del Ministro Don José
Patiño de escribir una memoria acerca de la manera como los ingleses, en virtud
de las estipulaciones del tratado de Utrech, provenían de esclavos negros a las
colonias americanas; y respecto de la introducción de mercaderías a las ferias
de Portovelo, en el navío llamado “De permiso”. Las exposiciones hechas en la
corte, estos apuntes y los datos reunidos después sirvieron a Alcedo para
redactar, doce años más tarde su libro “Aviso histórico, político, geográfico
del que nos ocuparemos adelante”.
Felipe V, previa consulta del
consejo de Cámaras de las Indias, nombró a Don Dionisio de Alcedo y Herrera
Presidente de la Real Audiencia de Quito, Gobernador y Capitán General de estas
provincias. El 28 de Marzo de 1728 a mediados de aquel año zarparon de Cádiz
cuatro navíos de guerra: “San Luis”, “San Fernando”, ”La Paloma” y “San José” a
cargo del jefe de escuadra D. Manuel López Pintado. Fueron despachados para que
formaran convoy con los galeones que habían sido bloqueados en Portovelo por la
escuadra inglesa del Almirante Hosier. En uno de dichos barcos pasó por tercera
vez a América Don Dionisio; venía a suceder al Presidente D. Santiago de
Larraín, llegó a Cartagena el 9 de Julio de 1728 y el 3 de Agosto emprendió el
viaje a Quito por la ruta de Popayán. El 20 de Noviembre llegó a Ibarra en
donde se detuvo un mes para descansar de tan penoso viaje y enterarse más
circunstancias de las necesidades de esa región. El 29 de Diciembre llegó por
fin a Quito y al día siguiente se posesionó de su alto empleo. La injusta
discriminación que hacía entre españoles y criollos. Al cabo de ocho años de
Gobierno, Alcedo entregó la presidencia al sucesor Don José de Araujo y Río, en
Diciembre de 1736, Don Dionisio Alcedo y Herrera, después de haber rendido el
juicio de residencia, y habiendo sido absuelto de todo cargo, se dirigió a
Cartagena de donde pasó a la Habana, y en uno de los buques de la escuadra de
los azogues, llegó a Santander el 13 de Agosto de 1739. Se trasladó
inmediatamente a Madrid en donde publicó su libro titulado “Aviso Histórico,
geográfico” y tomó parte activa en la política del Gobierno, influyendo no poco
en la declaración de guerra de España a Inglaterra en Noviembre de 1739, por la
real decreto del 15 de Noviembre de 1541 fue nombrado Gobernador y comandante
General de la Provincia de Tierra Firme y Presidente de la Real Audiencia de
Panamá.
Pocos hombres habían con mayores
conocimientos de los problemas políticos y económicos de América. En su nuevo
cargo, Alcedo se consagró con gran actividad y energía a perseguir el
contrabando. Para ello comenzó por fortificar los puertos de Panamá, Portovelo
y Chagres y establecer vigilancia en caletas y fondeaderos frecuentados por los
contrabandistas, este celo en el cumplimiento del servicio real le concitó la
odisea de un oidor de la audiencia implicado en negocios de contrabando, que le
hizo imputaciones calumniosas y logró el nombramiento de un juez especial para
que conociera de esta causa. Alcedo tuvo que resignar el cargo de presidente
que había ejercido seis años y medio y regresó a España para defenderse y dar a
conocer la manera parcial e injusta con que había procedido el coronel Don
Fernando Morillo Velarde, Juez nombrado por el Rey para la pesquisa. Alcedo
desvaneció todos los cargos de manera satisfactoria, con abundante
documentación y testimonios de su conducta. Fue absuelto por sentencia firmada
el 7 de Diciembre de 1750 “declarando buen ministro, amante y servidor del rey,
celoso de sus reales intereses y que había cumplido con las obligaciones de sus
empleos de Presidente, Gobernador y Comandante”.
En 1755 falleció Doña María de
Bejarano, mujer de D. Dionisio, estuvo retirado de la vida pública
dedicóse a escribir varios de los muchos
libros que dejó para información y servicio de la corona. A la avanzada edad de
ochenta y siete años, falleció en Madrid en 1777 y fue enterrado en la iglesia
parroquial de San Sebastián, la misma en donde había sido bautizado. Parece que
hacia 1715 compuso unos “Mapas y cálculos generales del estado y fruto de la
real hacienda de Lima”.
En 1719 dirigió al consejo de
Indias un “Manifiesto sobre la necesidad de restablecer los buques de aviso”.
Ya hemos hecho mención anteriormente del “Memorial informativo sobre diferentes
puntos tocantes al Estado de la Real Hacienda y del Comercio”, etc. Que fue
publicado en folio en Madrid en 1724 y de otro memorial titulado “Justificación
de los asientos de avería”, etc. Que también publicó en el mismo formato en
Madrid en 1726. Otros dos informes escribió en 1727 sobre la petición de
rebajar la contribución de las minas de plata, del quinto al décimo; y sobre
los abusos en los puertos de Indias respecto del asiento o convenio establecido
con Gran Bretaña. De éstos tampoco sabemos el paradero y sólo tenemos noticia
por referencia en el “Aviso Histórico” .
En la biblioteca de la real
academia de la historia de Madrid se conserva el manuscrito titulado “Mapa y
resumen general de la real Hacienda de Casa de Quito”. Tiene este trabajo la
fecha 30 de Abril de 1730. En 1740 imprimió Alcedo su “Relación de los méritos
y servicios”, que nos ha servido para esta recopilación de datos biográficos.
En el mismo año vio la luz pública el libro más importante y extenso de los
escritos por D. Dionisio, cuyo título es:
“Aviso Histórico, Político,
Geográfico, con las noticias más particulares del Perú, Tierra Firme, Chile y
Nuevo Reino de Granada, en la relación de los sucesos de 205 años, por la
cronología de los adelantados, presidentes, gobernadores y virreyes de aquel
reino meridional desde el año de 1535 hasta el de 1740”.
“Compendio Histórico de la
Provincia, partidos, ciudades, astilleros, ríos y Puerto de Guayaquil, en las
costas de la mar del Sur”. En su retiro de Madrid Don Dionisio escribió también
el libro que Felipe V le había encargado y que tituló “Descripción de los
tiempos de España en el presente décimo – octavo siglo”.
Su hijo Don Antonio de Alcedo lo
menciona como manuscrito. Dedicado el Rey. Se imprimió en Madrid en 1741 otros
escritos en los últimos años de su vida laboriosa dejó Alcedo. Mencionado el
“Comento anual geográfico e histórico de las guerras del presente siglo”;
“Descripción e etimologías de los nombres de Falkland y Malvinas”;
“Presupuestos y consecuencias de la extinción de Galeones” publicados en la
recopilación de Don Justo Zaragoza; y los manuscritos citados en la biblioteca
americana de Antonio de Alcedo.
Fue Don Dionisio de Alcedo y
Herrera infatigable coleccionador de libros referentes a Historia y a muchas
ciencias auxiliares. Conoció y supo aprovechar de la bibliografía americanista
de la época. En su biblioteca reunió además de libros de historia, obras de
geografía y viajes, atlas y colecciones de mapas.
Memorial informativo, sobre
diferentes puntos tocantes del estado de la Real Hacienda y del Comercio,
Madrid en el año 1724.
Justificación de los asientos de
avería, Madrid en el año de 1726
Memorial y resumen legal y
jurídico, Madrid en la imprenta de Manuel Fernández año de 1740
Aviso Histórico, político,
geográfico. Madrid 1740
Compendio histórico de la
provincia.- En Madrid, por Manuel Fernández impresor en la Reverenda Cámara
Apostólica frente de la puerta cerrada – 1741
Imagen política, militar,
histórica y geográfica.- Manuscrito folio proyecto para reedificar las
fortificaciones de Portovelo, año de 1742
Manuscrito folio
Informe dado a S.M. de su Real
Orden, Madrid 1742 .- Manuscrito folio descripción general, geográfico –
hidrográfico – Manuscrito – Folio
Descripción Hidrográfica del
distrito de la Real Audiencia de Quito.- Manuscrito – Folio
Descripción de los tiempos de
España en el presente siglo 18 – año de 1763
Manuscrito – Folio
Comento anual geográfico
histórico, manuscrito folio
Continuación del comento anual
histórico político, manuscrito folio
Proemio al registro Hidrográfico
de ambas américa – Manuscrito folio
Presupuesto y consecuencias de la
extinción de galeones .- Manuscrito Folio
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